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Nº 46 - Octubre / Diciembre 2010
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supone el tráfico rodado. Los innumerables radares
que pueblan la geografía española han contribuido a
la reducción de la velocidad media de circulación.
Sin entrar a valorar si tienen o dejan de tener un afán
recaudatorio, indudablemente son efectivos en materia
de seguridad vial.
El continuo descenso de la tendencia de las gráfi-
cas a la que de continuo se ha referido el presente
artículo habla por sí solo. No cabe duda de que se
trata del camino a seguir.
Cada año que pasa los objetivos son más
ambiciosos. Más vehículos circulando, pero debemos
reducir los guarismos del año anterior. Llega la hora
de evitar la relajación, redoblar los esfuerzos y fijar
el camino hacia la más noble meta para la seguridad
vial.
La administración debe continuar sus inversiones
en infraestructuras y proyectos de investigación. Sí,
también en tiempos de crisis. Cada vida salvada es
un éxito para nuestra sociedad.
Los constructores de vehículos deben continuar
con la fabricación de vehículos que incorporen nuevos
sistemas de seguridad, tanto primaria como secundaria
y terciaria, incentivados por la máxima exigencia en
cuanto a seguridad de su verdadero motor: los clientes.
Deseche aquellos vehículos que no le ofrecen
sistemas de seguridad imprescindibles a día de hoy,
tales como el control electrónico de estabilidad, por
poner un ejemplo.
Los conductores debemos modificar ciertos
hábitos. Si analiza su forma de conducir, seguro que
aprecia conductas corregibles. Repetimos los factores
concurrentes en los accidentes mortales del verano
de 2010:
en el 42% de los accidentes mortales aparece
la distracción. Un año tras otro, es el factor
concurrente más repetido. La utilización del
teléfono móvil, de los sistemas de navegación
o centrar nuestra atención en aspectos diferentes
a la conducción puede acarrear graves conse-
cuencias.
en el 27% de los accidentes mortales aparece
la infracción a la norma. Si sabemos qué
debemos hacer, ¿por qué no lo hacemos?
en el 21% de los accidentes mortales aparece
una velocidad inadecuada. La velocidad debe
adaptarse a las condiciones físicas del conductor,
al estado de la vía y al tráfico en todo momento.
Y además…
el 53% de los niños fallecidos que viajaban en
turismo no hacía uso de ningún elemento de
seguridad. Los beneficios de los sistemas de
retención infantil en caso de accidente han sido
probados en infinidad de ensayos. Son el
equivalente al cinturón adaptado a los niños.
se ha producido un ligero repunte de los
accidentes mortales en autopista y autovía (24
fallecidos más que en 2009 en este tipo de vías)
y las salidas de vía siguen siendo el tipo de
accidente más frecuente (36%). Una ligera
distracción puede provocar una mínima pérdida
de control, realmente difícil de corregir cuando
se circula a elevadas velocidades.
El número de accidentes de tráfico en los
meses de verano continúa su vertiginoso descenso
año tras año, paralelo al descenso de accidentes
a lo largo de cada anualidad. La tendencia bajista
de los siniestros viales debe estimular a la
Administración, los constructores de vehículos y
los propios conductores para conseguir erradicar
una de las intolerables epidemias con que convive
esta sociedad, que trata de ser la del bienestar.
C
Dejar de invertir en el mantenimiento y mejora
de las infraestructuras ya existentes o en la creación
de nuevas vías que toleren el error humano al condu-
cir, postergar los proyectos de investigación u olvidar
una conciencia colectiva de nula tolerancia con los
vándalos de la carretera son decisiones que podrían
hacernos descarrilar en nuestro camino hacia la
única cifra válida en el número de muertos y heridos
en la carretera: cero.
El sistema de navegación debe programarse,
siempre, con el vehículo detenido; jamás en
marcha.