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Matizado del contorno de la zona aparejada.
Se prepara la zona en la que se va a realizar
la integración del barniz que se aplica con el
existente ya en la pieza. Hay que tener en
cuenta que la aplicación final con el disolvente
integrador debe realizarse siempre dentro de
la zona matizada, por lo que se suele recomen-
dar un matizado mínimo de unos 25-30 cm
alrededor de la zona aparejada. Este matizado
se suele concluir con un scoth brite o almoha-
dilla ultrafina y después una lija P3000 o
P4000.
Aplicación de la base bicapa hasta cubrir el
daño. Se difumina el color mediante la técnica
de barrido (aplicación desde la zona a cubrir
hacia el exterior) o la de recogido (en sentido
contrario), consiguiendo una degradación de
mayor a menor cantidad de producto según
nos acerquemos o alejemos de la zona
reparada.
Aplicación del barniz dentro de la zona
matizada y realizando una degradación del
mismo, reduciendo la cantidad del barniz
conforme nos alejemos del daño.
Fusión del barniz aplicado con el original de
la pieza mediante la aplicación en la zona de
unión de la mezcla de una parte del barniz
preparado con el disolvente integrador en la
proporción indicada por el fabricante. Se aplica
esta mezcla o directamente el disolvente
integrador sin mezclar hasta conseguir la unión
del barniz fresco con el original. Siempre seguir
las instrucciones del fabricante.
Una vez seco, se realiza el pulido de la zona
de forma suave y sin incidir demasiado. En
algunos casos, el fabricante recomienda el
pulido de la zona antes de la aplicación de la
pintura de acabado.
En el caso de parcheado en acabados monocapa
las operaciones son similares, solo que es el esmalte
monocapa el que ha de mezclarse con los productos
integradores para conseguir la fusión con el esmalte
original.
Productos
Los fabricantes de pintura disponen de productos
específicos para este tipo de operaciones, denomina-
dos “disolventes de difuminados” o “disolventes
integradores”, que se presentan como productos para
ser mezclados con el barniz o esmalte monocapa en
cierta proporción, directamente con la pistola aerográ-
fica, o en formato aerosol.
Herramientas
Para realizar este tipo de procesos el taller no
necesita grandes inversiones, son equipos y herramien-
tas presentes en los talleres de pintura.
Pistolas aerográficas:
Pueden emplearse las
pistolas habituales del pintor o una de retoques,
que cada vez más presentes en los talleres de
pintura cuentan con un menor tamaño pero
con la última tecnología; ya sean HVLP o híbri-
das, se trata de pistolas con un diámetro de
boquilla menor que permiten reducir el área
de reparación respecto de las pistolas conven-
cionales.
Lijadoras:
Con la misma filosofía que las pisto-
las, para extender lo mínimo posible el área
de reparación se recomienda el uso de
lijadoras con un diámetro de disco de 75-80
mm. Además, también pueden ser necesarias
lijadoras manuales, empleando también
aquellas de menor tamaño.
Pulidoras:
Necesarias para el proceso de
pulido.
Equipo de infrarrojos:
Se recomienda disponer
de estos equipos para acelerar los tiempos de
secado.
Rentabilidad
La realización de este tipo de reparaciones
conlleva un ahorro en los tiempos de mano de obra
y en el consumo de materiales. Este menor tiempo
se aprecia sobretodo en las operaciones de enmas-
carado, lijados y desmontaje y montaje de accesorios.
Y en el caso de los materiales, esta limitación en la
zona de intervención implica un menor consumo de
barniz o esmalte monocapa, productos de enmasca-
rado y lijas.
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Nº 47 - Enero / Marzo 2011
Carrocería y pintura
Pequeños daños, grandes soluciones
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