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ENERO-MARZO 2015

la revista Comforp

I

I

La entrevista

¿Desde cuándo estás relacionado con

las carrocerías del automóvil? 

Mi actividad laboral comenzó por

el año 1973, antes de cumplir los

14 años, acompañando a mi padre

en sus destajos, donde trabajaba de

chapista carrocero, cuando el oficio

era pura artesanía y autodidacta y se

reparaba la calamina y el gas aceti-

leno de los sopletes se obtenía del

carburo.

Habiendo obtenido un sobresa-

liente en los exámenes finales de

los estudios primarios y sin medios

económicos suficientes para seguir

con los estudios, entré a trabajar en

un taller de Carrocería de barrio, en

Madrid, junto con mi hermano José,

18 meses mayor que yo, donde mi pa-

dre era el encargado. En el taller, la

cabina de pintura era poco más que

un extractor de aire y una cortina de

agua, no había bancada…

La categoría laboral con la comen-

cé fue la de aprendiz de primer año.

Con cada año de antigüedad subía

de categoría hasta llegar a aprendiz

de cuarto año; al siguiente año (el

quinto) ya se ascendía a la categoría

de oficial de tercer año, después de

segundo año y llegando finalmente a

ser

oficial de primera al séptimo

año de oficio

. Cuento esto porque

aunque no había apenas escuelas de

formación para tantos profesionales

(yo solo recuerdo el IES Virgen de la

Paloma), tenían que transcurrir más

de 6 años para llegar a ser un oficial

de primera, toda una Carrera Profe-

sional, que nunca se ha reconocido a

nivel Institucional.

¿Cómo ves la evolución de las carro-

cerías?

En 1973, que es cuando comencé a

conocer la estructura de los coches,

estaban fabricados con chapa de

acero “dulce” o convencional, ape-

nas tratado en su aleación, ni en sus

procesos anticorrosivos. Se reparaba

casi todo, aunque el daño fuese muy

grande, porque las piezas nuevas

eran escasas y muy caras y la mano

de obra era barata. Era habitual ti-

rarse horas y horas batiendo y reco-

giendo la chapa de un techo, o de un

tablero de puerta…

En marcas como SEAT, circulaban los

1500, 1430, 124, 131, 132… donde

apenas había estudios de seguridad

pasiva en su fabricación y sus largue-

ros eran rectos, auténticas vigas don-

de no se habían concebido zonas de

deformación progresiva. En el resto

de las Marcas era similar.

Después aparecieron los SEAT 127,

RONDA, IBIZA, TOLEDO… donde la

cosa cambió y sí se identificaban esas

zonas concebidas para la deforma-

ción.

La

trayectoria de los vehículos ha

ido en constante evolución, si bien

esas evoluciones no han obedecido

siempre a los mismos criterios, en

unos tiempos primaba la potencia, en

otros primaba el confort… Actualmen-

te priman varios criterios como consu-

mo, seguridad pasiva, confort…

Poder conseguir vehículos que sean

más seguros, que consuman menos,

pesen menos y que sean más con-

fortables ha supuesto todo un reto

para los ingenieros de las Marcas de

vehículos, reto que están superando

con nota sobresaliente, incorporan-

do aceros tratados, más resistentes,

aluminio, fibra de vidrio, fibra de

carbono, plástico ...

Seguramente, dentro de 20 años,

por poner una fecha -y que están a

la vuelta de la esquina- veremos ca-

rrocerías que tendrán importantes

novedades y que a buen seguro, nos

sorprenderán.

¿Qué es necesario para realizar una

reparación con total garantía?

Los procedimientos para reparar las

carrocerías, así como los equipos y

herramientas empleados, están en

continua evolución, con el fin de ga-

rantizar en el mayor porcentaje po-

sible, las cualidades que posee dicha

estructura en su origen.

En la clasificación de daños, tene-

mos que distinguir dos tipos, una en

la que no se modifica la estructura de

la carrocería (daños en la piel) donde

existen una gran cantidad de equipos

adecuados para sus reparaciones, las

cuales en ningún caso afectan a su

comportamiento en carretera y so-

lamente afectan a su estética y por

otro lado, los daños que afectan a la

estructura de la carrocería, modifi-

cando la alineación de los trenes de

rodadura.

Para este tipo de reparaciones tam-

bién existen los equipos y herramien-

tas adecuados, al igual que los pro-

cesos descritos por los fabricantes

de los vehículos, procesos que ga-

rantizan el buen comportamiento de

esa carrocería, tanto en su rodadura

como frente a una nueva colisión.

El empleo en la fabricación de las

carrocerías de aceros cada vez más

increíbles, así como la combinación

de diferentes materiales, como son

el acero y el aluminio, llevan a los

ingenieros a buscar procesos de susti-

tución y unión que respeten y no mo-

difiquen la estructura molecular de

las piezas y que eviten los procesos

de corrosión, optando por procesos

como el pegado y remachado.

Para poder realizar una reparación

actual con garantías, lo más razona-

ble es seguir las indicaciones del fa-

bricante del vehículo, a través de sus

manuales de reparación, donde se

incluyen el proceso paso a paso y los

equipos y herramientas que se deben

de emplear.

Si no se siguen estas indicaciones,

también es posible reparar y sustituir

Félix Puig, una vida “

reparando

” carrocerías.