Seguridad vial
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Nº 42 - Octubre / Diciembre 2009
E
l 22% de los ocupantes de turismo y furgo-
neta fallecidos como consecuencia de accidente de
tráfico durante 2008 no hacían uso del cinturón.
¿Somos conscientes de la diferencia que puede
comportar llevarlo puesto al ocasionarse un accidente?
Apareció en los vehículos en la década de los
cincuenta. Casi sesenta años después convendría que
aquéllos que todavía defienden las supuestas ventajas
de no llevarlo abrochado sepan que el cinturón está
considerado por todos los expertos como el sistema
de seguridad secundaria más efectivo que jamás se
haya desarrollado, por delante del airbag, la carrocería
deformable o cualquier otro adelanto técnico.
Una evidencia incuestionable
El cinturón de seguridad no evita un accidente.
De hecho, si no nos vemos involucrados en un siniestro
o nuestro vehículo no frena bruscamente, el cinturón
no actuará y por lo tanto no aportará beneficio alguno.
Por lo tanto, si no somos actores partícipes en un
accidente, no necesitamos abrocharnos el cinturón.
La concepción de esta desatinada reflexión parte de
la ignorancia, pero por difícil que resulte creerlo,
todavía hay quien se tapa los ojos ante la evidencia.
Si la bala no se dispara, nos salvamos. Lo peor de la
ignorancia es que a medida que se prolonga adquiere
confianza. La utilización del cinturón de seguridad
La otra ruleta
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