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septiembre 2011
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Otra posibilidad es la utilización de una crema, también denominada
“guante invisible”, que proporciona una protección adecuada sin obsta-
culizar en las operaciones de lijado, en las que el pintor precisa el contac-
to directo con la superficie para detectar los posibles desniveles.
Para proteger la piel del cuerpo, el pintor debe emplear monos de traba-
jo, específicos de pintura, que eviten el contacto con las partículas sóli-
das y neblinas generadas en los procesos de pulverización de pintura.
Estas prendas, ya sean desechables o lavables, además de protegerlo,
están fabricadas de tejidos especiales, como el tyvek®, que no presentan
hilachas que puedan afectar a la calidad de trabajo.
Las capuchas para la cabeza también forman parte del equipo de protec-
ción del pintor para las operaciones de pulverización de pintura.
Protección del sistema respiratorio
Los contaminantes a los que se enfrenta un pintor al respirar el aire en
su entorno de trabajo son partículas sólidas en suspensión, niebla y va-
pores generados por los procesos de pintado. Si el aire que se respira está
contaminado, se producen efectos nocivos en el organismo, como irrita-
ción de las vías respiratorias, depósitos en los alveolos pulmonares, obs-
trucción de los conductos, e incluso puede llegar a la sangre, provocando
enfermedades en distintos organismos.
El riesgo para la salud del operario aumentará conforme aumenta: la
toxicidad del compuesto, su concentración, el tiempo de exposición y la
sensibilidad del trabajador a ese contaminante.
Para proteger al pintor, se pueden emplear los siguientes equipos:
Equipo autónomo de filtración:
gracias al cual, al operario le llega aire
limpio por una conducción hasta una escafandra respiratoria. Es el que
garantiza una mayor protección ya que el aire que se respira está aislado
de la fuente contaminante y será necesario en atmósferas deficientes de
oxígeno. Sin embargo, presenta una desventaja para muchos pintores,
una mayor incomodidad a la hora de realizar las operaciones.
Mascarillas filtrantes
, en las que el aire contaminado atraviesa una se-
rie de filtros para retener los elementos nocivos. Dentro de éstas, se de-
berá emplear la adecuada según la actividad desarrollada:
Mascarilla contra partículas:
Se trata de una barrera física (fibra
celulósica) que impide que el polvo sea inhalado en operaciones de
lijado o limpieza de superficies con aire comprimido. Nunca llegan a
filtrar el 100% de las partículas y la protección se puede
complementar mediante equipos de filtrado con aspiración de polvo
centralizado o autónomo, planos aspirantes y ambientes ventilados.
La codificación de este tipo de mascarillas consiste en una “P”
(correspondiente a partículas) seguida de un número 1, 2 ó 3, que
indica la fuga hacia el interior de las partículas. A mayor número,
mayor protección, aunque también puede aumentar la dificultad para
respirar.
Algunas llevan una válvula exterior que permite una salida directa de
la exhalación sin pasar por el filtro, lo que hace que se calienten
menos.
TLV (Thresold Limite Value) Valor Límite Umbral. Indica el nivel de
exposición con el que podemos trabajar con seguridad.
Mascarilla contra vapores:
Mascarillas descartables impregnadas en
carbón activo. Su protección es del 100% siempre y cuando la
mascarilla sea la adecuada al contaminante, éste se encuentre dentro
de los límites admisibles y el filtro no se encuentre saturado. Se
emplea en las operaciones de limpieza de pistolas, y su codificación
consiste en una letra “A” (correspondiente a gases y vapores
orgánicos) seguida de un número 1, 2 ó 3.
ppm: partes por millón.
Además, las mascarillas vienen identificadas con una banda de color
según la siguiente tabla:
Mascarillas mixtas, contra partículas, gases y vapores:
Proporciona una
protección conjunta, debiéndose emplear en la aplicación de pintura
por pulverización, operaciones de limpieza con diluyentes, y en
general todas las atmosferas contaminadas con vapores nocivos. La
codificación indica la protección que proporciona tanto para
partículas con la “P”, como para gases y vapores orgánicos con la “A”,
cada una con su número correspondiente.
Todas estas
mascarillas tienen
un tiempo de vida
determinado, que
dependerá de la
exposición al
contaminante y de
su concentración, y
tras el cual deberán
ser restituidos.
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