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11.10
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CONTA TO
Peugeot RCZ 1.6 THP
No hay dos sin tres
El dicho se cumple y a los cupés Audi TT y Nissan 370Z se les ha unido el
Peugeot RCZ
. En el mercado tan solo estos tres vehículos presentan
una línea tan parecida, en torno a los 4,3 metros, línea de cupé muy acusado
con trazos muy redondeados y cuatro plazas pero las traseras, testimoniales.
Probamos el RCZ equipado con el motor gasolina THP de156 CV que la marca
francesa ha desarrollado conjuntamente con BMW. Este motor acompañado
de un cambio manual (también se puede escoger en automático) le sienta
bien al RCZ, gracias a su peso reducido (1.350 kilos) obtiene buenas cifras de
aceleración y recuperación y, al margen de las fríos números, al conducirlo
transmite sensación de agilidad y poderío. Además, como la potencia tampoco
es descomunal y son solo 1,6 litros los que cubica, logra unos excelentes 5,2
litros de consumo en carretera cada cien kilómetros (6,7 en ciclo mixto). El
comportamiento también es satisfactorio, sobre todo, porque
Peugeot
se
ha desmarcado de la filosofía francesa de ofrecer coches “blandotes” y este
RCZ es duro de suspensión por lo que, a pesar de padecer algo más nuestro
riñones, el coche es ágil, rápido de reacciones y aporta un paso por curva alto
amén de diversión en carreteras de curvas y buen asfalto.
El interior sí es típicamente Peugeot, demasiado Peugeot para nuestro gusto,
nos hubiera gustado que
el interior tuviera un toque
algo más deportivo, que
se distinguiera más de los
burgueses 308 o 207. Eso
sí, la calidad percibida es
alta y todos los mandos
están bien ubicados. El
equipamiento es justo para
su precio (casi 28.000 euros, muy inferior al de sus competidores), no falta de
nada de lo imprescindible pero algunos elementos como el limpiaparabrisas
automático o el encendido automático luces ya podría venir de serie.
Por lo demás, ya sabemos que aportan este tipo de cupés, una imagen depor-
tiva y atractiva (Peugeot ha conseguido una estética muy lograda con el RCZ),
cierta exclusividad pero poca practicidad (plazas traseras inexistentes, postura
de conducción algo incómoda, etc.). La gran baza del RCZ respecto a sus com-
petidores, sin duda, es su precio.
A la Yamaha VMax
Culto al exceso
Es lo que genera la
Yamaha VMax
y
desde dos puntos de vista, culto al exceso
por tratarse de una de las motocicletas más extre-
mas del mercado ¡eroga 205 CV de potencia con
su motor de 1.2 litros! y culto hasta el exceso el
que le tienen sus seguidores. Debemos tener en
cuenta que esta moto es mítica, una leyenda para
su legión de seguidores, que no de compradores
debido a su elevado precio.
¿Por qué esta motocicleta es emblemática?
Porque en sus genes radica un carácter extremo,
descomunal, aprecien sino sus dimensiones. La
Yamaha VMax es más que una moto deportiva,
casi podemos definirla como un dragster de calle.
Y claro, sus compradores saben lo que buscan con
ella: sensación de poderío y, porque no, presumir
ya que su belleza y espectacularidad están fuera
de toda duda.
Si las generaciones precedentes eran la potencia
por la potencia y la comodidad o el comporta-
miento quedaban en segundo plano. La VMax de
2010 se ha “domesticado”. Y lo ponemos entre
comillas porque es un eufemismo afirmar que una
moto de 205 CV sea domesticable. Sin embargo,
y tras conducirla, constatamos que
Yamaha
ha mejorado su comportamiento, que ahora es
mucho más noble, y su frenada, “acorde” (tam-
bién entre comillas) a su descomunal potencia.
El resultado final para el amante de largas rutas
moteras (espíritu final de la VMax) mantiene las
sensaciones de potencia y capacidad pero con una
montura mucho más fácil que digiere y guía mejor
semejante “cavallaje”.
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