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E
El
B-Max
es el hermano pequeño de la saga
Ford
de monovolúmenes y es el más atrevido
de todos al presentarse con una particularidad única en
el mercado, prescinde del pilar central lo que, unido a las
puertas traseras correderas deja un espacio impresionan-
te para colocar a los niños en sus sillitas o a los mayores
o personas de movilidad reducida en los asientos. Esta
original configuración es una gran idea en términos de
accesibilidad y, lo que es mejor, la ausencia del pilar cen-
tral (o B) no ha influido en nada en la capacidad del bas-
tidor para soportar las inercias. De hecho, el comporta-
miento del B-Max es una de sus grandes virtudes, gracias
a las bondades del chasis y de un tarado de suspensión
más firme que el de sus competidores.
Profundizando en el diseño de este monovolumen del
segmento B, el esfuerzo que han hecho los creadores
de este B-Max por crear su original sistema de apertura
de las puertas debería haber continuado en el área de
la modularidad. La banqueta trasera no es deslizable
por lo que el maletero se queda en unos escasos 318 li-
tros, cifra muy inferior a la de sus competidores que sí
disfrutan de la opción de jugar con el espacio del male-
tero o de los ocupantes. Por ejemplo, el Citroën C3
Picasso puede alcanzar los 500 litros de maletero, el Kia
Venga, los 440 o el Opel Meriva, los 400 litros.
Volviendo a las puertas deslizantes, éstas requieren de
una mayor anchura penalizando el espacio de las pla-
zas traseras, también más estrecho que su competencia
limitándose a dos pasajeros porque tres irán muy estre-
chos. En definitiva, en habitabilidad se queda por detrás
de sus competidores. Cosas del diseño.
En cualquier caso, es un coche muy apropiado para
Ford B-Max, diseño con todas las consecuencias
El coche sin pilar central
Y de lujo, el Volkswagen California
Casa rodante
E
Podríamos explicarles que el
Volkswagen
California
tiene unos acabados de elevada calidad, que monta un eficien-
te motor TDI de 140 CV el cual, combinado con el preciso cambio DSG,
proporciona un fantástico placer de conducción con un bajo consumo,
que es muy confortable, que está muy bien acabado o que su compor-
tamiento es notable pese a que estamos ante una autocaravana.
Sin embargo, lo que más llama la atención de este modelo es que es-
tamos ante toda una casa rodante y ante, quizás, la autocaravana más
completa del mercado. Y es que el California se presenta con una co-
cina (magnífica, por cierto) con sus correspondientes sillas y mesa de
picnic, dos camas dobles, sala de estar y una toma de corriente para
poder disponer de electricidad en los cámpings. El mobiliario rezuma
calidad y tiene aspecto de ser duradero y Volkswagen ha cuidado los
detalles, uno de ellos las diversas luces LED que crean un ambiente
acogedor en su interior (lástima que no cuente con un interruptor ge-
neral que los apague todos a la vez). Por poner alguna pega a este ex-
celente interior, resulta un poco complicado girar los asientos delante-
ros para convertir el habitáculo en el salón de casa y la capacidad de
carga se resiente ya que, obviamente, el maletero se sustituye por una
cama y la cocina resta espacio a la fila de asientos de detrás pero, cla-
ro, no se puede tener todo.
cuatro personas que no necesiten cargar en exceso el
maletero o para una familia de tres miembros. Los ma-
teriales empleados son de calidad y están perfecta-
mente ensamblados, el tacto de los mandos, de la di-
rección, frenos y cambio, muy satisfactorio. El motor de
la unidad probada era el TDCi de 95 CV que ofrece un
buen rendimiento pero que puede resultar algo justo
en caso de que vayamos cargados lo que nos lleva a
recomendarles que descarten la de 75 CV, a todas lu-
ces anémica. Por último, el precio del B-Max es supe-
rior al de la mayoría de sus competidores. También
será cuestión del diseño…
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