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la revista Comforp
OCTUBRE-DICIEMBRE 2013
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CON NOMBRE PROPIO
J
ulio de 1991, fui uno de los 413
competidores de entre 25 paí-
ses y 35 especialidades y el ho-
nor de representar al país en el que
nació este concurso allá por 1950, de
la mente emprendedora de D. Fco.
Albert-Vidal. Ese año, casi como una
premoción, en la ceremonia de clau-
sura se despedía de todos como Pre-
sidente, y al año siguiente nos dejó.
De la mano de D. José Rubio que
repetía por segundo año como Team
Leader, 6 jóvenes de Valencia y Ma-
drid, ibamos a descubrir el altísimo
nivel en el que estaba la formación
profesional en el mundo. Competía-
mos por las especialidades de Elec-
tromontaje, Automoción, Soldadura,
Modistería, Delineación y Electrónica
de consumo, mi especialidad. No iba a
ser ninguna sorpresa el hecho que nos
enfrentábamos a los mejores de cada
país en sus respectivas especialidades
y algunos llevaban años preparándo-
se para la ocasión. Países como China
incluían en la preparación del alumno
el sentimiento de honra para aquellos
que alcanzaban el triunfo y un puesto
de trabajo asegurado. Aquel año, Ho-
landa sumaba triunfo tras triunfo y se
hacía merecedor del título de mejor
organizador hasta el momento.
Durante 5 días de jornadas comple-
tas acudíamos cada día al “Interna-
tionaal Congress Arena”, dos naves de
congresos con una superficie mayor
que dos campos de fútbol, donde se
desarrollaban las pruebas, preparadas
por consenso y supervisadas por nues-
tros respectivos jefes de equipo que
acudieron unos días antes que noso-
tros para la preparación de las prue-
bas y actividades.
El primer día era el del impac-
to psicológico, algunos concursan-
tes desplegaban sus medios, cajones
enormes, instrumentación propia de
laboratorios privados, que merma-
ban la moral. Intercambiamos algunos
souvenirs, e inmediatamente después
comenzaron las pruebas. Los primeros
días pruebas prácticas y el último la
teórica. Yo conocía hasta el último
componente de los equipos a los que
nos enfrentábamos para reparar, con
19 años llevaba ya 2 años trabajando
en la empresa privada como técnico
y acudí a varios cursos que organiza-
ba PHILIPS en España para sus propios
técnicos, pero poco había que hacer
con el concursante holandés que tam-
bién llevaba años trabajando, y donde
se preparó, en la misma empresa don-
de se fabricaban esos aparatos que
debíamos reparar.
No obstante, los nervios, el cansan-
cio, el calor, se pusieron en mi contra.
El experto de Holanda se acercaba a
mí en medio de las pruebas para ad-
vertirme de lo peligroso que sería si
las gotas de sudor que me caían lo ha-
cían sobre el módulo de alta tensión
de los televisores que en ese momen-
to reparábamos. Sólo sabía decir algu-
nas palabras en español y entre ellas
estaba: CALMA! CALMA!
Mi compañero de la especialidad
de Soldadura fue el que más nos sor-
prendió. El primer día, cuando nos
juntamos para comer e intercambiar
opiniones, nos contaba con toda la na-
turalidad del mundo, que la máquina
de soldar que le asignaron para rea-
lizar los ejercicios no la había visto
nunca y se había propuesto utilizar
los primeros días para aprender a ma-
nejarla y aprender algo nuevo antes
de irse de Amsterdam. Sin duda, una
visión positiva y de saber convertir
una situación perdida en algo de pro-
vecho.
Ninguno de los 6 superamos el ter-
cer puesto de Ana I. Hidalgo, de la
especialidad de Modistería y que se
llevó bien merecido.
Pero al final no todo fueron fracasos,
sino todo lo contrario. Los 6 concur-
santes nos fuimos con la sensación de
haber hecho lo máximo que nuestros
medios y posibilidades, personales y
de nuestros centros, nos permitieron.
Descubrimos que todo el apoyo técni-
co y económico del mundo no garan-
tizan un triunfo, y sobre todo, nunca
mejor dicho, lo importante para mi,
sinceramente, fue participar. Apro-
vecho, para decir desde estas líneas
lo agradecido que le estoy a D. José
Díaz, el que fue mi jefe de equipo y
actualmente director de formación
profesional de las Escuelas Profesio-
nales Luis Amigó, por haberme ofreci-
do la oportunidad de haber disfrutado
de esa experiencia. Sólo espero poder
tenerla yo también y repetir la misma
experiencia pero desde la perspectiva
que él tuvo.
Carlos Ferrero Bonet
Profesor del Departamanto ELI/
ELO, de las Escuelas Profesionales
Luis Amigó.
XXXI - WorldSkills 1991 (Amsterdam)
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