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ENERO-MARZO 2015
la revista Comforp
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A todos los que tenemos moto se
nos ha pasado por la cabeza alguna
vez hacer que esta sea diferente de
las demás. Unos adhesivos, pintura,
algún accesorio, quizás un escape di-
ferente...
El problema viene cuando estas co-
sas ya nos parecen poco y decidimos
meternos de verdad en hacer algo di-
ferente. La imaginación es libre, pero
lo es más en algunos países que en
otros, y precisamente en el nuestro
no lo vamos a tener fácil. Debes sa-
ber que si tu moto está mínimamente
transformada, la ITV se convertirá en
tu mayor enemigo. Esto no debería
ser así, al menos si las modificaciones
de la moto están conformes a norma-
tivas y en su caso legalmente homo-
logadas, pero por experiencia propia,
la falta de criterios unificados en las
ITV, la falta de conocimiento de la
normativa e incluso a veces, la falta
de profesionalidad de los operarios,
hace que pasar la revisión sea casi
siempre peor que ir al dentista.
En fin, no nos enrollemos más y
vayamos al grano. En este artículo
voy a tratar de poner un poco de luz
a las dudas que surgen a la hora de
transformar una moto, usando como
ejemplo una vieja Yamaha RD que iba
camino del desguace y que salvé por
los pelos.
Lo primero que hay que hacer es
tener las ideas bien claras de lo que
queremos hacer. Para ello hay que
buscar información, fotos, ideas,
cualquier cosa que nos ayude a tener
bien definido como queremos que sea
el resultado final. Para ello, la mejor
herramienta es San Google, donde
podremos encontrar todo lo imagina-
ble y aún más.
En mi caso lo tenía muy claro, que-
ría hacer una réplica lo más exacta
posible de la moto de Kenny Roberts
en 1979, año en que ganó por segun-
da vez el Campeonato del Mundo.
Al ser una réplica de una moto de
carreras la búsqueda es aún más fá-
cil, ya que hay muchas fotos, pos-
ters, incluso maquetas de la misma,
que ayudaron mucho a conseguir te-
ner una idea detallada de todas las
piezas. El chasis de la RD es bastante
parecido al de la TZ, así que era una
muy buena base por donde comenzar.
El primer paso fue desmontar la
moto por completo, hasta el último
tornillo. Esto permite empezar de
cero e ir haciendo las cosas a medida
del proyecto desde la primera pieza.
Si vamos a transformar una moto por
completo es imprescindible hacerlo
así, pero si solo queremos modificar
una parte, podemos ahorrarnos este
paso.
Hacer fotos de todas las piezas que
desmontamos y sus mecanismos, nos
ayudará mucho a la hora de recordar
donde va cada una cuando las mon-
temos.
Una vez desmontada la moto, el
primer trabajo importante era pin-
tar el chasis, y para ello es necesario
eliminar la pintura vieja. La mejor
fórmula para que quede perfecto es
mandarlo a chorrear a un especialis-
ta. El chorreado es un proceso don-
de bombardean la pieza con miles
de perdigones de acero, corindón,
cerámica, o cualquier material lo su-
ficientemente duro como para arran-
car la pintura de cualquier rincón.
Este sistema deja las piezas como
nuevas, pero también deja el acero
a la vista por lo que hay que pintarlo
en seguida, sobre todo en zonas hú-
medas donde se oxidará rápidamen-
te.
Pintar un chasis de acero se puede
hacer de dos formas: Con pintura lí-
quida, igual que cualquier pieza de
carrocería, aplicando una capa de
imprimación antioxidante y luego un
par de capas de pintura monocapa.
Se puede pintar con bicapa y barniz,
pero en este tipo de piezas no mere-
ce la pena. La otra opción es la pintu-
ra en polvo. Es aún mejor y más resis-
tente, pero la tendremos que mandar
Las modificaciones de vehículos son cada día más habituales en
nuestro país, y cada vez más gente se anima a transformar su
vehículo, pero hay que tener en cuenta la legislación para poder
hacerlo con garantías y sin peligro
Transformación de motos
Cuando la ingeniería y el arte se dan la mano.
Yamaha RD 350 de 1989